Es un día cualquiera y la mañana es movida en los alrededores del Puente de Vallecas, sin embargo esto no es obstáculo para que cerca de medio centenar de personas ya hagan fila para recoger la bolsa con víveres que desinteresadamente les entrega a diario el párroco de una pequeña iglesia pegada a la M30.
Los tiempos que corren no son buenos y el espectro de personas que día a día se acercan a pedir una ayuda cada vez es más variopinto. Madres, ancianos, inmigrantes de todas edades y principalmente parados nativos y afuerinos, componen el triste abanico.
La mayoría tuvo trabajo, pero la crisis les arrebató el sustento y en muchos casos la ilusión por vivir en un mundo cada vez más egoísta e injusto. “es que la crisis la pagamos siempre los mismos” se escucha entre el tumulto y la aseveración no deja de ser razonable.
Bolsas de grandes supermercados llenas de arroz, ropa y generosidad son cargadas por los cabizbajos huéspedes que en todas direcciones empiezan a retirarse , mientras por la radio del cura se pueden oír las noticias del medio día con datos y estadísticas que poca luz y menos esperanza dejan a los oyentes.
La mañana ha sido movida, los desalentados fieles se comienzan a marchar pero queda en el aire la esperanza de que todo puede cambiar, que este mundo puede ser mejor y que mientras exista gente con ganas de ayudar todo puede ser posible. Mañana y pasado volverán, las humildes bolsas les estarán esperando llenas de cariño... Ojalá en la radio del cura se oigan mejores noticias...
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